Libros 20 noviembre, 2025

La vida nos tiene que pillar leyendo.

Reseña del libro: "Una odisea" de Daniel Mendelsohn.
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No hay nada mejor que regalar libros, cuando lo haces entregas historias, vida y pensamiento crítico. Igual que la muerte nos tiene que atrapar viviendo, para alejarnos del miedo que la rodea. Esa incertidumbre silenciosa que a veces nos paraliza. La vida nos tiene que pillar leyendo. Los libros nos salvan de tempestades, nos llevan a conectar con partes que creíamos dormidas e incluso no sabíamos ni que teníamos.


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No hay nada mejor que regalar libros, cuando lo haces entregas historias, vida y pensamiento crítico. Igual que la muerte nos tiene que atrapar viviendo, para alejarnos del miedo que la rodea. Esa incertidumbre silenciosa que a veces nos paraliza. La vida nos tiene que pillar leyendo. Los libros nos salvan de tempestades, nos llevan a conectar con partes que creíamos dormidas e incluso no sabíamos ni que teníamos. 

Después de un viaje largo a la que fue mi Ítaca —mi infancia en la sierra de Francia, muy cerca de Ciudad Rodrigo, en esas dehesas de encinas e infinitos lejanos—, conecté de nuevo con la niña que fui, la que trepaba por los árboles, montaba a caballo y jugaba con la tierra revuelta junto a los mastines. Lloré su pérdida. Ya no estaban mis padres, pero ellos mientras que vivan en mí, no se dejan de ir.  

Decidí a hacer una parada para ver a una de las escritoras más reconocidas de nuestro país, María Jeunet, nos hicimos amigas hace muchos años por la pasión de ser juntaletras.  Solo teníamos un desayuno para vernos. La vida y la agenda nos come como un leviatán. Un brevísimo encuentro, pero intenso. Tan sano, a base de kéfir y mucho aguacate. No vamos a destrozar nuestra dieta por una comilona. Después de un tiempo de ponernos al día, reírnos, emocionarnos y activar nuestra intensidad como las escritoras de pensamiento que somos. Nos fuimos a una librería a regalarnos un libro. No hay nada más mágico que recomendar un libro que te haya impactado y pasárselo a otro. Para mí es como llevar de la mano a alguien a un rincón del planeta donde fuiste feliz. 

 Ella eligió para mí Una odisea de Daniel Mendelsohn y yo para ella Mi madre tiene los ojos verdes de Tatiana Țîbuleac

¿Telepatía? ¿Casualidad? Libros que hablan sobre nuestros progenitores y las pérdidas. Que profundizan sobre las raíces, las reconciliaciones y la vuelta a Ítaca. Estamos en el camino y no sabemos cuándo llegaremos, pero en ese camino disfrutamos, lloramos, reímos y leemos. Kaváfis ya lo escribió en su poema, nunca nos agarrará con las manos vacías, nunca, porque iremos llenándolas. Si Ítaca está vacía, el problema no es de Ítaca, será nuestro. 

Los libros son pequeñas matriuskas de narraciones que te acercan a otros libros a través de un hilo rojo. Acabo de terminar la novela. Siempre que termino una novela hago un duelo. 

Os regalo un extracto con el que me voló la cabeza. 

Un padre hace de su hijo de su propia carne y de su propia mente, y luego lo moldea de sus propias ambiciones y de sus propios sueños, sus fallos y sus propias crueldades también. Su padre siempre ha vivido más que el hijo (…) El padre conoce entero al hijo, pero un hijo nunca puede conocer a un padre. 

El libro en sí es una epopeya adentrándonos en la de Homero, en su Odisea particular. El hijo da clases de La Odisea de Homero en la facultad, y su padre decide acudir a todas las clases de su hijo. Lo que se convierte en un encuentro intenso de conocimiento entre padre e hijo. Siempre hay una excusa para olvidar que alguien es nuestro padre y conocerle más a fondo. 

Siempre jugué con algo, si mi madre, no hubiera sido mi madre, ¿hubiera sido mi amiga? Y sí, la hubiera elegido una y mil veces. Cuando la conexión traspasa la genética, tenemos magia. 

A Ítaca nunca llegaremos solos, —todos ellos los que amamos y cuidaron nos darán la mano. Y lo mejor que en Ítaca no hay miedo. Siempre se nos olvida que cuando lleguemos hasta allí, tendremos unos ojos, menos cansados y más entusiasmados por lo que leímos, pero sobre todo lo que vivimos. 

Cuanto más leemos, más vida tenemos. 

A mis manos llegó este poema, que quiero compartiros de Kávafis. Ítaca no es el final de la vida, es una experiencia vital. 

Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues – ¡con qué placer y alegría! –
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.

Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.

Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

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Sobre el autor

Lidia Herbada

Escritora y periodista española madrileña.
Mi última novela: TIEMPO DE TINTA Y CENIIZA

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