[Opinión] El instinto: una lectura brutal, adictiva y emocionalmente devastadora

El instinto no es solo una novela sobre la maternidad; es una inmersión inquietante en lo más oscuro del vínculo entre madres e hijas, un descenso narrativo hacia las heridas heredadas, la soledad emocional y el miedo de repetir los errores del pasado. Desde sus primeras páginas, esta historia atrapa con una intensidad casi física. La ansiedad que genera no es simple suspenso: es una tensión emocional que va calando en la piel.

Ashley Audrain construye un retrato perturbador de Blythe, una mujer que quiere desesperadamente ser una buena madre, pero que carga con una historia familiar marcada por el abandono, la negligencia y la enfermedad mental. ¿Cómo se aprende a cuidar a alguien cuando nunca te cuidaron a ti? ¿Es posible romper un ciclo de generaciones que parecen condenadas al fracaso?

La relación con su hija Violet es el epicentro de esa fractura. Blythe intenta conectarse, intenta amar, pero hay algo que no encaja, algo que asusta. Lo más impactante es cómo nadie (ni su esposo, ni su entorno) le da crédito a sus dudas. El gaslighting emocional que vive es tan desesperante que como lector te sientes atrapado junto a ella, dudando también de lo que es real y lo que no.

La novela alterna con precisión quirúrgica entre presente y pasado, entre lo que Blythe siente, recuerda o teme, y ahí es donde brilla con más fuerza: en la complejidad emocional, en los vacíos afectivos que se heredan como maldiciones silenciosas. No es una historia cómoda ni amable. De hecho, en algunos momentos quise cerrar el libro para respirar. Pero no pude. Es de esas lecturas que te dejan el corazón latiendo con violencia y te obligan a mirar aspectos de la maternidad que pocas veces se representan con tanta honestidad y crudeza.

Este no es un libro para todos, y precisamente por eso es tan necesario. Porque desafía el mito de la madre perfecta. Porque da voz al miedo y a la culpa. Porque plantea preguntas para las que no hay respuestas fáciles.

Una lectura feroz y profundamente humana. Y sí: imposible de olvidar.