Por Berenice Benites
Este libro es, ante todo, un recordatorio incómodo de todo aquello que solemos barrer bajo la alfombra. Página tras página, la autora desmonta con precisión y humor corrosivo esa realidad cotidiana que preferimos no mirar de frente. Es muy fácil sentirte reflejado en la frustración de vivir en una sociedad que empuja a funcionar en “piloto automático”, atrapados en rutinas que desgastan y silencian.
Una de las cosas que más valoro es cómo el libro le da voz a todas esas personas que se sienten incomprendidas, que cargan con dolores que rara vez encuentran espacio para ser contados. La autora no solo habla por ellas, sino que les abre un lugar desde el que pueden existir sin disculparse.
La crítica social es afilada y constante, pero presentada con un humor sutil que amortigua sin suavizar. Su retrato de la vida en Canarias es especialmente contundente: lejos de la postal idílica que se vende al turista, muestra un territorio donde muchos viven en una especie de campo minado, moviéndose con cautela entre precariedad, discriminación y cansancio acumulado. Esa sensación de alerta permanente está narrada con una honestidad que impresiona.
La protagonista, resulta tremendamente cercana. La autora consigue que conectemos con su hastío laboral, con la sensación de estar siempre empezando desde cero, con esa precariedad que es casi un idioma común para los jóvenes hoy en día. Incluso en los detalles más pequeños (como la lucha eterna porque pronuncien bien su nombre) aparece un trasfondo de identidad fragmentada: ni completamente canaria ni completamente marroquí, siempre en un limbo que la empuja a justificarse.
La narración, fresca y muy libre, se apoya en referencias culturales actuales que hacen que todo resulte aún más cercano. Desde el humor ácido hasta las observaciones sobre el entorno laboral excluyente, el exceso de trabajo, los traumas familiares o los amores que aparecen cuando menos se esperan, cada elemento suma a un retrato vital que se siente auténtico.
En definitiva, es una obra que engancha, que se lee con rapidez, que hace reír y, sobre todo, que hace pensar. Un libro muy necesario y, sin duda, infravalorado, que recomiendo a cualquiera que se haya sentido alguna vez atrapado, agotado o simplemente harto de un sistema que exige demasiado y escucha muy poco.
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Sobre el autor
Berenice Benites
Abogada. Todo se trata de equilibrio. Mi error? Ser mano derecha enamorada del guante izquierdo. Mi lema? Que todo fluya, que nada influya.
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